He de decir, que mi carácter es poco aventurero, más bien sedentario por cultura pero abierto a conocer a aprehender y fundamentalmente a aprender. En esta ocasión he querido reflejarlo aquí, como antes no había hecho con otros viajes, tal vez porque me ha sorprendido, porque he respirado, porque he observado tranquilidad en la naturaleza y en sus gentes y porque creo que más pronto que tarde busquen refugio en estos lugares próximas generaciones.
1º Paseo. De Oslo a Aalesund.
Paseo largo hacia Aalesund,
bordeando el lago Mjøsa, el más grande de Noruega, mide 117 kilómetros de
largo y descansa en el corazón de una zona agrícola, algunas de las cuales son
de las más fértiles de Noruega. Muchas de las granjas de Hedemarken, Helgøya y
Totenlandet son asentamientos que están habitados desde la era de los vikingos.
Bosques y montañas, como Skreiafjellene (700 metros), los circundan. A orillas
del lago se hallan Lillehammer, Hamar, Gjøvik, Brumunddal y Moelv.
Antes de la llegada del automóvil y del ferrocarril, Mjøsa era un
importante eje de comunicaciones, incluso en invierno cuando caballos y trineos
cruzaban las aguas heladas del lago.
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